Una vez mas, ella estaba entrando en trance con el diablo. Era lo que ella queria, pero sabia que no debía,no era correcto, no era justo para si misma. A pesar de su enfermedad, habia comenzado a fumar. Era un forma mas de mitigar el dolor, la presión,de fortalecer su orgullo. No faltó mucho para que se iniciara en las drogas, su vida se habia convertido en un infierno. Sus manos cortados, sus brazos pinchados, la heroína era su nueva gerente. Sus padres creían que estaba perdida; la enviaban a psicologos y psiquiatras 4 veces a la semana, intentando encontrar una solución. Nadie podía comprenderlo, es que ella ya no hablaba con nadie, era impenetrable. El amor habia marchitado cada uno de sus petalos rosados; aquella sonrisa resplandeciente que solía caracterizarla, su simpatía, sus ganas de vivir. Todo habia quedado en el pasado.
Se encontraba sentada en un banco en el centro de la ciudad, fumando y escribiendo, mientras la tinta negra de su lapicera se corría,debido a las lágrimas.Él llego y se sento a su lado.
-¿Qué estas escribiendo?-preguntó, con un tono bajo.
-Una historia
-¿Sobre?
-Te pido por favor que te alejes
-¿Te das cuenta? Intento acercarme y lo unico que obtengo de tu parte es rechazo.
-Andáte, por favor-
ÉL estaba perdidamente enamorado de ella. La habia lastimado, nunca la habia valorado. Ahora ella decía que no, se llenaba de orgullo. Estaba desesperado, no sabía que hacer. Sentía que cada frívola palabra que ella pronunciaba hacia el, agrandaba su cáncer, alargaba sus horas de dolor. Estaba enfermo, pero no tanto como ella.
Por la noche, todo se colapso. Estaba tirada en la cama, tenía una jeringa en la mano y unas cuantas mas tiradas en el suelo. Sentía que el fin se acercaba.La tos provocó una erupcion,la sangre no se detenía,seguía corriendo por su boca.Destruida, al borde del abismo, hizo su máximo esfuerzo para mover un brazo. Abrió su mesa de luz, y todo se convirtio en una catastrofe. Gritos,llamados,ambulancia,hospital...¿muerte?
continuará...
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